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Te acompañé al fin del mundo. ( a mi familia)

Volviendo del fin del mundo.

Vuelvo del fin del mundo! Calafate, los glaciares, estrecho de Magallanes, Canal de Beagle, Cabo de Hornos, 600 milas marinas por el Pacífico navegando 4 días... Enormes estepas de soledad, roca, viento, hielo y lluvia... Paisaje triste y árido para mis gustos caribeños... Demasiado, para quien le gusta andar media desnuda sobre playas blancas rodeadas de mares cálidos y transparentes, tierras verdes, flores, calor ... salsa y merengue!


No fue fácil ni el paisaje exterior ni el interior, pero le puse garra (esa que es fruto del amor) y pude ver mas allá de la naturaleza salvaje , el gozo de mi familia, la cara de felicidad de mis hijos, sus juegos, sus compartidas, sus risas y asombro, y sus esfuerzos por hacerlo todo fácil. Pude ver a mi marido radiante subiendo al glaciar , disfrutando de los blancos y los azules del hielo, y el frío que ardía!!!! Me conmovió su alegría navegando esas olas enormes (que me daban pánico) , regocijarse en ese viento helado que se te mete en los huesos y le congeló su barba y le voló sus anteojos. Pude sentir su corazón galopar cuando todos nos volábamos en la montaña!!!


Entendí que es imposible parar el viento y barrer la tierra; que se te mete en los ojos, que los pies se ensucian, que el cuerpo se moja, que andar duele y que no tiene importancia... que todo pasa demasiado rápido!!!! Pude experimentar con gratitud el amor y la alegría que circula en mi familia y constatar que somos todo terreno y lo festejamos! Sabemos acompañar! Y entendimos lo importante que fue para Toribio festejar en el fin del mundo sus 50 años ...




Me siento agradecida de tanto abrazo amoroso y aunque haya descendido de vez en cuando a algún infierno, y me duelan las piernas de subir y bajar por la montaña, y siga teniendo viento en el corazón, celebro este viaje lleno de risas que me elevaron al cielo también azul de la Patagonia!

Nuestro buen Dios se esconde en todos lados y termina por calentarnos el alma!!!


Carolina Capurro


...a puro don... 

 

Solo haciéndonos cargo de quienes somos y con qué contamos, podemos transfor-mar nuestro interior y madurar en el amor. A Puro Don es un espacio que quiere facilitar el camino hacia el propio corazón para vivir desde allí, una vida amorosa, trascendente y sufi-cientemente feliz.

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