El ave, entre el hombre y yo

¡Quizás, pueda perdonar que te olvidaste que me querías…! ¡Quizás valga la pena tomarme este dolor hasta morir, para amanecer con vos!

Quizás te vuelva a querer... mañana.

Me soltaste la mano y sentí como todo mi cuerpo se despedazaba en caída libre… me rescató el Ave ( ella siempre me recata). Quizás ella, potente, pueda arrancarme de mi inseguridad y mi miedo, y dejándome envolver por sus alas recupere la confianza de ser suficiente yo solita! Quizás ella tenga el antídoto para este veneno y me permita soltar la anécdota que me victimiza.

Quizás la velocidad del vuelo atraviese el tiempo y quite el velo de mi mirada y por fin pueda verme.

Desplomada sobre su cuerpo plumoso, en sintonía con la misericordia de su corazón podría dejarme sostener para abrir mis propias alas. ¡Que lindo sería aprender por fin a surcar la vida, la mía, desde adentro y desplegarme! ¿ será posible no depender de tu mirada? Tendría que soltarte y no sé ...

¿Podré esperar en silencio amoroso sin inyectarte mi veneno? ¿Podré dejarme seducir también por tus carencias? ¿Podré pedirte perdón por hacerte culpable de todo? ¿Podré perdonar tu abandono? ¿Podré volver a entregarme y recibirte en la oscuridad como en la luz ? ¿Podré vivir con las deudas que jamás se pagan? ¿Podré confiar en el hacer creativo que nos sana y nos salva?

- "No me dejes sin tu palabra. ¿No tenés nada para decir?".

¡Quiero volverme a acurrucar, desnuda, dentro de tu abrazo! Y sentir esa alegría sanadora.

¿Entonces hombre? Si.... te perdonaría. Respiraría profundo. Me enjuagaría un millón de lágrimas. Puede que vuelva a tomarte la mano para invitarte a arder en primaveras.

Pero vos, ¿me perdonarías? ¿No estás cansado para volver?

Quizás, mañana… cuando el dolor no ruja.

Quizás después de la distancia, después del silencio, sea.

Quizás, nunca…

Caro Capurro