Se arregla en bolas
Meses después de la muerte de mi hermano, ya hace 4 años, escribí este cuento.
El poder de la creatividad no solo es divertido, es sanador.
Mate de por medio, un domingo sin importancia, su marido le dijo: “estás aburrida!”
“¿Aburrida? ¿Dijiste aburrida?” 15 kilos de sobrepeso desparramados en metro y medio de mujer desbordada desearon aplastar las palabras (o a el).
“Si, dije aburrida, aburrida, aburrida", repetía por fin como liberándose en cada sílaba. Con un enojo acumulado y resentido le gritó: "A-bu-rri-da… necesitamos divertirnos, pasarla bien. Necesito distenderme. Estoy harto de llegar a casa y encontrarme a una bulldog rabiosa.”
En el interior de la mujer se desataron las fieras. "¿ me dijo perra?" No podía soportar la osadía del reclamo … "¿Distenderse? Quiere divertirse el muy boludo! ¿Puede? ¿Es que no tiene corazón?" se preguntó a si misma una y mil veces para no morderle la yugular.
La sopapeó la propia historia, imágenes del hospital, noches sin dormir, el trasplante, las muertes, mudanzas, cirugía mayor de su intimidad, … la soledad…. el cansancio ... tanta tristeza... y "el Señor" quiere divertirse…
Ella también quería volver a disfrutar de la vida y desprenderse de la amargura acumulada! Ella también quería divertirse pero el cuerpo se quedaba atrás, anclado en tanto! A su deseo se le perdió la consistencia ...
Por un tiempo, ensordecida, quedó enrollada sobre si misma como una yarará esperando cambiar de piel. Pasaban los días y su única "diversión", como buena perra que parecía ser, fue lamerse las heridas. También desarrolló habilidad en el juego de tiro al blanco (actualmente los dardos afilados siguen siendo su especialidad y él su objetivo)
En vísperas del cumpleaños de su marido, una tardecita de abril, pasó por una casa de decoración: “Reina Batata” se llamaba. En la vidriera vio una enorme corona de hierro gris. “Pesada la corona!” pensó, pero la compró.
Llamó a la casa para confirmar que sus hijos estuvieran afuera. Llegó mas tarde de lo acostumbrado sabiendo que Peter Pan ya estaba en su cuarto, como todas las noches después de las 21hrs. "Quizás esté leyendo aburridísimas ideas sobre cómo comprender a las mujeres (tarea inútil si las hay!)” pensó.
Se desvistió completamente a la velocidad de la ! 70 kilos de cuerpo exultante libres de todo cobijo o atadura. Se dejó una cola less que no le tapaba ni la raya. Puso música de salsa a todo volumen y desde los pies de la escalera le gritó: “Estoy subiendo!”
Sorprendido él, se asomó por la escalera y la reconoció. ¡Ésa era su mujer! Estalló en una risa amorosa y agradecida que la recorrió por completo avivándole la sangre… Y ella, con corona en la cabeza y en bolas, orgullosa de si, bailó cada escalón a ritmo caribeño, a pura risa! a puro don!.
La reina de la casa también se quiere divertir! Y puede!
Las mujeres renacen las cenizas. Renacen como llegan al mundo, en bolas. Desnudas de cuerpo y alma, ofreciéndose. Y sucede. La magia sucede. El encuentro, la alegría, el baile... suceden.
Tiempo después, en una charla íntima con una de sus hijas, la pequeña le dijo preocupada, con esa idealización que a los 14 años los hijos tienen por sus padres… “mamá nunca voy a poder enamorarme como vos y papá… es mucho mamá… que suerte tienen!”
“Suerte? Suerte, no mi amor!. El amor es regalo y es tarea. En el amor se labura... con pico y pala".
Se quedó mirando a su madre tan perpleja como si hubiese descubierto un tesoro: “Claro mamá , subir bailando en bolas una escalera, con una corona en la cabeza y reírse a carcajadas… eso es pico y pala”.
Caro Capurro