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Tacos altos

La madrugada es helada y llueve. Enceguecida corro a un taxi que milagrosamente se detiene en el semáforo. Pierdo un zapato ( con lo caro que me salieron!). Me zambullo en el asiento de atrás, agitada. Trato de enroscarme en el chal . No me alcanza, tengo frío. “ A juncal 1616! No No perdón a Libertad, 2014, por favor”. Tiemblo. Todavía escucho “When a man loves a woman” y me dan ganas. Debo estar quedando loca. Estoy exhausta. El taxista me mira de reojo tratando de adivinarme. ¡Hay tanto rímel fuera de lugar!

- “Si! Lloro! Estoy llorando y qué!? Si habrás visto mujeres llorar!”- repito despacito para mi.

No dice nada. Es varón. ellos se hacen los que no lloran. Un varón bien lindo por cierto. - “¿Y él, con quien habrá bailado una canción de Michael Bolton?”- Ahora si, estoy sola , sin zapatos y los pies llenos de barro.


-“¿Prendo la calefacción?” - me pregunta con desgano y preocupación. Parece que le doy pena, tan despechugada. No le contesto. No hay manera de calentarme el alma.



-“¿Te molesta la música? el viaje es largo.” - Me gusta su tonada , una mezcla del campo, del interior... me recuerda a mi adolescencia!


Tengo frío y el chal no me llega a los pies. ¿dónde quedaron mis zapatos?


Me adormezco hasta sumergirme en un sueño profundo. Una sucesión de imágenes aparentemente ridículas me invaden ¿una pesadilla? Es el príncipe de mi vida que me abandona. “Sos ardua…!” me dijo al oido. ¿Un sicericidio? Se hizo un silencio largo seguíamos bailando apretados pero lejos uno del otro. Hacia frío. "Ya no se le iluminan sus ojos cuando me ve", pensé. “Si, te engañé…!” y me apuñaló por la espalda sin piedad (ni autocrítica) … Un asesinato a sangre fría! Traidor! Pero si no son las doce, si todavía podemos bailar. Si todavía podemos... Si hasta me puse zapatos altos para llegar a darle un beso. Zapatos altos para llegar… zapatos rojos! ¿No alcanzó?

Mi abuela no me contó esa parte del cuento cuando la carroza se convierte en calabaza. 34 años después del hechizo. El en un sapo helado y escurridizo. Desamorado o des-enamorado? Yo , una mujer carente de bordes, excedida. Corro confundida y extrañamente en paz. (En los sueños todo parece mas liviano) Me quiero arrancar el vestido pero está pegado a la piel. Duele cambiar de piel pero me sigo despegando ese vestido de princesa. Creo que corro semi-desnuda y en carne viva. Parece una locura pero corro veloz. Pareciera que la verdad te hace libre! Pierdo un zapato. No vuelvo a buscarlo. Tampoco al sapo! Lo escuché llorar: “Perdóname… me olvidé cuanto te quería…”


- “Oíme flaca ya llegamos, despertate por favor!”- Me sobresalto, confundida. ¿Qué es ilusión, qué es realidad?

- “Terminó la fiesta!”- me dice risueño. "Se terminó el cuento y nadie comió las perdices!" pensé…


Rabiosa le pago , porque las deudas me enloquecen. Se que algunas nunca se pagan pero...me distraigo por un instante. Estoy sin zapatos. Me estiro para alcanzarle un billete y no me suelta la mano. “Qué lindas manos, por Dios! cómo me gustan las manos! Éstas me recuerdan a ... mmmm... ¿ y si me dejo abrazar un ratito ? ¿Con un par de caricias me va a consolar del espanto de perder los zapatos y de caerme del mundo? No hay caricia que te traiga de vuelta del exilio...” se me cruzan los pensamientos haciendo cortocircuito en mi cabeza.


Miro al piso donde se esconde mi zapato , ahí esta! Tacos altos. ¿Cómo pude subir tan alto? No vale ese esfuerzo. Me duelen los pies… la vida me duele!

Lo agarro con la punta de mis dedos con ganas de revoleárselo. Me detengo y le sonrío - “Te dejo un zapato, quizás encuentres a la princesa que le quepa”.


“Pero si las princesas no existen, linda!” me guiña un ojo, resignado. Engancha de inmediato el zapato rojo del espejo retrovisor ( tengo pies chiquitos) Se da vuelta completamente, me mira hondo y me despabilo completamente. Fue un viaje muy largo. Antes de escuchar una palabra abro la puerta y me bajo.


Suficiente! Soy suficiente! Yo soy su-fi-cien-te!!! Camino descalza, embarrada y agradecida.

Calle Libertad 2014.

Caro Capurro




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Solo haciéndonos cargo de quienes somos y con qué contamos, podemos transfor-mar nuestro interior y madurar en el amor. A Puro Don es un espacio que quiere facilitar el camino hacia el propio corazón para vivir desde allí, una vida amorosa, trascendente y sufi-cientemente feliz.

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